La adaptación de las grandes empresas a los nuevos modelos de experiencia laboral, teletrabajo, modelo híbridos, no ha sido fácil en absoluto. Cuanto más grande la empresa, y mayor el número de empleados, espacios y facilities, más complejo, y caro, ha sido establecer modelos eficientes para la vuelta a la oficina.
Y es que, por el camino, las grandes empresas se han ido dando cuenta de que el desafío era mucho mayor que simplemente mover a los trabajadores de vuelta a la oficina desde los despachos improvisados en comedores, habitaciones de niños, despensas o jardines de sus casas.
Porque en esos meses de pandemia, algo había cambiado más allá de la idea de trabajo. Las personas, en mayor o menor medida, también hemos cambiado. Cada una a su manera, pero nadie ha podido escapar de cambiar sus esquemas mentales respecto al trabajo. Además, la gran mayoría lo hizo obligada a permanecer en casa, con el ruido de los medios y las redes sociales y sometidos a multitud de sesgos.
Se le suele atribuir a Warren Buffet la frase “no se puede obtener un bebé en un mes embarazando a nueve mujeres”.
Con la vuelta a la oficina ha sucedido algo parecido.
Primero escuchábamos que la mayoría de los trabajadores estaban deseando volver. Luego empezamos a normalizar que si las grandes empresas ofrecían posiciones que no tuvieran un fuerte componente de trabajo en remoto, su captación de talento tendría una fuerte desventaja competitiva con respecto a aquellas que sí.
También hemos visto una deslocalización cada vez mayor del talento IT, dada la alta competencia que ha existido para contratar estos perfiles, especialmente en grandes empresas.
Pero hemos necesitado tiempo para entender que “trabajar desde casa” tiene ciertas ventajas, pero también muchos inconvenientes. Para el trabajador y para la empresa.
Hemos necesitado tiempo, como los nueve meses necesarios para gestar un bebé un sano, para construir una opinión bien formada y basada en la experiencia.
Porque “la oficina” no es solo un lugar de trabajo. La oficina es el espacio donde afrontamos desafíos con personas con las que cooperamos y compartimos horas, esfuerzos, ideas, riesgos y victorias. Personas que son importantes en nuestro desarrollo laboral, pero también personal.
Tú, que estás leyendo este artículo, te invito a pensar en esa persona que te ayudó, te enseño o te marcó, de alguna forma, en alguno de tus primeros trabajos, ¿la recuerdas? Seguro que te viene alguna imagen a la cabeza asociada a emociones de gratitud y admiración… ¿Crees que esa sensación sería la misma si hubieran convivido laboralmente con esa persona en un modelo de teletrabajo? Probablemente no, ¿verdad?
Hace poco Paul Graham, uno de los fundadores de Y-Combinator, retwitteaba esta reflexión de Harj Taggar, que creemos que es un perfecto testimonio de lo que hemos vivido en Bookker.
Hemos necesitado tiempo, como los bebés para gestarse, para darnos cuenta de que no son la oficina o el trabajo los que han cambiado. Hemos sido nosotros y nosotras, las personas que hacemos nuestro trabajo usando ordenadores desde casa o desde el espacio de la oficina de la empresa.
Y hemos cambiado, sí, pero resulta que no habíamos cambiado tanto.
En Bookker, contamos con un equipo fantástico de personas, distribuidas en varias ciudades españolas en formatos híbridos. Predicando con el ejemplo, siempre con un componente presencial, porque nunca quisimos perder esa parte de conexión entre equipos que permite que surja la magia en una conversación, la complicidad en una mirada, o una idea al ver cómo se cae algo físicamente en la oficina de la misma forma que la manzana cayendo del árbol junto a Newton cambió para siempre nuestro modo de ver el mundo como especie y o que hoy llamamos “la física moderna”.
Pero hacía tiempo que no conseguíamos juntar a todo el equipo. Y fue una experiencia excelente que, desde luego, vamos a repetir más a menudo. Gracias a Telefónica, empresa cliente, partner y amiga, podemos disfrutar de un espacio fantástico que podéis ver en el vídeo, “LaCabina”, dentro de sus oficinas de Madrid, un espacio en el que usan la tecnología de Bookker para hacer más eficiente el uso de sus espacios y más fácil y gamificada la experiencia de los trabajadores que acuden allí.
Seguimos creciendo a base de mejorar la experiencia de los trabajadores de las empresas que confían en Bookker, y gracias a que sus números en cuanto a eficiencia de espacios, personas y facilities, crecen en consecuencia.
Seguimos creciendo de la mano de nuestros partners y clientes, seguimos aterrizando en nuevos países y seguimos dispuestos a mejorar la forma de trabajar.
Ya no es una cuestión de revolucionar los lugares de trabajo, sino de reinventar la experiencia de trabajo y adaptarla a un modelo híbrido, elástico y adaptable a lo que cada compañía, con sus circunstancias, perfiles de trabajadores, stakeholders y desafíos concretos que necesitan afrontar.
Porque no hay dos casos iguales y, en Bookker, lo sabemos. Ahora más que nunca:
Bienvenidos de vuelta a la nueva oficina.